El Consejo refuerza la actual estructura viciada a través de un proceso irregular

No por esperado, el resultado deja de ser menos decepcionante. El Consejo de Administración del Levante UD dio ayer un nuevo paso adelante hacia la bunkerización del club alrededor del mismo grupo que lleva controlándolo desde que aterrizara en el club de la mano del anterior máximo accionista, Pedro Villarroel, y sacó adelante con el apoyo de su mayoría accionarial la renovación, al completo, del actual Patronato de la Fundación, órgano del que depende la continuidad del propio Consejo.

Para ello, y sin ningún reparo en manifestar reiteradamente que con dicha votación se pretendía condicionar la elección de los patronos que no le corresponden (es decir, los 6, al margen del ex presidente, que debe nombrar el patronato inicial integrado por los 7 patronos institucionales, los 6 elegidos anoche en Junta General, y los 3 miembros del Consejo de Administración que, a su vez, ocupan también el cargo de patrono), el Consejo de Administración orquestó, del mismo modo que hace 4 años, un sistema de votación injustificable desde cualquier punto de vista que no sea el de pretender controlar al máximo accionista y que atenta, gravemente, contra la voluntad estatutaria de “garantizar la pluralidad de representación de los accionistas”.

Así, con el argumento trilero e inconsistente de que el Consejo cumple la legalidad votando a 12 patronos porque, directamente, sólo designa a 6, el actual órgano de gestión del Levante UD procedió a aniquilar cualquier opción de formar parte del Patronato de cualquier candidato no afín al mismo, y reeligió a los 12 patronos de su interés otorgándoles entre 13.500 y 17.000 votos a cada uno.

El FROG, que anoche representó directamente a 367 accionistas y 1.838 acciones -sin tener en cuenta las representadas por la mayoría de candidatos surgidos de entre sus asociados y las delegadas por otros accionistas habituales del FROG en ellos-, denunció abiertamente la irregularidad del proceso, y siguiendo la recomendación del presidente del club, acudirá a instancias superiores para que estas valoren la legalidad, o ilegalidad, del actual entramado estructural del club.

Con sus votos, decididos a través de la encuesta electrónica realizada entre el viernes y el domingo a razón de un accionista, un voto, el FROG se abstuvo en el punto 1, referente a las cuentas anuales 19/20, votó en contra de la aprobación del presupuesto 20/21 presentado, y apoyó con sus acciones las candidaturas de Vicente Cosido (tramo +150); Federico Ferrando y Dionisio Montesinos (tramo 31-150); y Jorge Catalán, Alejandro Del Olmo, José Juan Carrión, Alberto Villanueva y Carlos Rabadán (tramo 1-30; dividiendo sus acciones entre estos 4 últimos candidatos, empatados en el segundo lugar de la votación).

En un contexto de absoluta incertidumbre por la pandemia, el FROG insistió nuevamente -como ya ha transmitido su presidente, Carlos Ayats, en los dos últimas reuniones del Patronato actual- en sus dudas sobre la idoneidad de “apostar por crecer”, justo en este momento, a través del actual reendeudamiento, más aún cuando el director financiero y el presidente del club afirmaron ayer haber estado “muchas noches sin dormir” y haber “hecho piruetas” para conseguir hacer frente a los pagos durante los últimos meses.

Y es que la voluntad del director financiero de “generar recursos por valor de 6-6,5 millones de euros anuales”, a través del estadio, con los que hacer frente al pago del crédito de hasta 60 millones de euros, choca frontalmente contra la afirmación del presidente de que “no hay fecha prevista” todavía para el inicio de las obras de la 2ª fase de la remodelación del Ciutat, de cuya finalización dependerán, en su mayoría, los esperados ingresos para hacer frente al préstamo.

Tildar toda esta situación -con la obra de la nueva ciudad deportiva de Nazaret también pendiente y la necesidad de obtener 16,5 millones de euros antes del próximo 30 de junio- de “plan negocio conservador”, como ayer hizo el presidente del Levante, parece estar bastante lejos de ajustarse a la realidad.

El mismo adjetivo –“conservador”- fue el empleado por el director financiero, Ignacio García, a la hora de justificar el millón de euros previsto en el presupuesto como objetivo de ingresos por taquilla para la temporada en curso. Tal y como Víctor Gisbert (FROG) indicó, “conservador, en un contexto de enorme variabilidad y con los estadios actualmente cerrados, sería haber presupuestado 0 en esa partida”.

La voluntad de la Liga, según García, es reabrir los estadios antes de la finalización de la presente temporada, por lo que ello, unido a la voluntad del club de “multiplicar por tres el valor medio de las butacas del estadio”, haría factible este ingreso, calculado siguiendo la recomendación de la Liga del pasado verano de presupuestar un 30% de los teóricos ingresos por temporada en este aspecto.

“En cualquier caso, atendiendo a la totalidad del presupuesto, no es una cifra relevante”, señaló García, a lo que Gisbert le recordó que sí lo era, “porque no es lo mismo presupuestar un ejercicio con beneficios a hacerlo con pérdidas”.

En su intervención, García afirmó también que “el valor actual de la plantilla del Levante es de 110 millones de euros”, señalando, al ser cuestionado por el presidente del FROG, Carlos Ayats, sobre quién había realizado dicha tasación, que los datos correspondían a un análisis realizado por la propia Liga.

Por último, una vez reelegidos, como era de esperar, los mismos 12 patronos para conformar la mayoría del órgano principal de la Fundación, Tomás Pérez requirió una valoración de ello al presidente del club, Quico Catalán, cuestionando el hecho de que entre los elegidos se encuentre un patrono que no ha asistido a ni una sola reunión del Patronato en 4 años. La respuesta del presidente, en su ya demasiado habitual tono de escasa consideración, fue culpar al FROG (sí, entre los 23 patronos, él incluido, culpó al FROG) por no haber denunciado la situación hasta la fecha.

Como balance final, el FROG quiere manifestar su profunda preocupación por la normalización de una estructura de interconexión interesada entre Fundación y Consejo de Administración que impide la fiscalización real del mismo, y recuerda, una vez más, que la Fundación no fue creada para garantizar la continuidad in eternam del actual Consejo a través del mantenimiento de una mayoría accionarial ilegítima y financiada con dinero público (el préstamo del IVF), sino como mero elemento de transmisión de las acciones del Levante UD entre Pedro Villarroel y el levantinismo, que, por más que algunos pretendan obviarlo, somos muchos más abonados, accionistas y aficionados que quienes hoy detentan el poder en el club.