130 millones de euros en préstamos en apenas un año

El actual presidente del Levante UD, Quico Catalán, suscribió ayer un nuevo préstamo para el Levante UD de alrededor de 70 millones de euros en unas condiciones desconocidas no sólo para los aficionados, abonados y accionistas del club, sino incluso para los propios patronos de la Fundación Levante UD Cent Anys, recordemos, dueña de la mayoría accionarial de la entidad.

Siguiendo su ya habitual modus operandi, diametralmente alejado de cualquier tipo de transparencia y sensibilidad con la masa social del club que preside, Catalán apenas deslizó algunos detalles de la operación en la rueda de prensa del pasado lunes, ni siquiera convocada, por cierto, para informar públicamente de una operación (era la teórica presentación de los nuevos fichajes) que influye directamente en el patrimonio del club durante los próximos 50 años.

De boca de Catalán, loas aparte a una operación que, desde luego, sirve para salvar el match ball a corto plazo generado por una gestión económica deficiente durante las últimas temporadas (y que no cabe atribuir, como se está haciendo, exclusivamente a la pandemia, que ha afectado a todos los clubes, no sólo al nuestro), apenas salió que la operación “estaría alrededor de los 70 millones de euros”, que llegarían “en 4 momentos” -de los que sólo nombró tres: octubre de 2021, junio de 2022 y junio de 2023-, y que el 15% del dinero va destinado “a inscribir jugadores y a reforzar la plantilla”, otro 15% para “aquellas operaciones financieras a las que nos hemos tenido que acoger los clubes provocadas por la pandemia”, y el 70% restante, “para reforzar las estructuras de los clubes, y una amplísima parte del mismo, destinada a infraestructuras, a que nuestro estadio sea mejor estadio y que el proyecto de nuestra futura ciudad deportiva se vea reforzado además de por la otra operación de financiación que firmamos el año pasado”.

¿Cuál es el coste de esta operación para el Levante UD? Oficialmente, lo desconocemos. Según informaciones aparecidas en diversos medios de comunicación, el fondo CVC Capital Partners presta 2.100 millones de euros a LaLiga a cambio de un porcentaje de entre el 8,5 y el 11% de los resultados de explotación de los clubes adheridos durante los próximos 50 años. LaLiga, por su parte, realizará préstamos a los clubes durante los próximos 40 años al 0% de interés. Es decir, que el Levante deberá devolver esos 70 millones de euros a LaLiga durante los próximos años. 

¿Cómo? En teoría, a cambio de un porcentaje anual de entre el 8,5 y el 11% del resultado de explotación del club (a día de hoy, fundamentalmente, los ingresos por derechos de televisión), cifra que Catalán ha hipotecado ya para el próximo medio siglo a un precio que, con casi toda probabilidad, provocará pérdidas millonarias para un Levante UD que verá cómo CVC Capital Partners se embolsará, cada año, durante los próximos 50, la parte proporcional de cualquier aumento en la valoración, por ejemplo, de los derechos audiovisuales del campeonato. 

¿Valdrán lo mismo dentro de 10 años los derechos de tv de LaLiga que hoy?, ¿y dentro de 20?, ¿y dentro de 40? Hace 40 años, el fichaje de Maradona por el Barcelona por poco más de 7 millones de euros generó un debate que llegó hasta el Congreso de los Diputados, con partidos políticos como el PSOE y UCD posicionándose en contra “de tal dispendio”. ¿Qué hubiera sucedido si entonces se hubiera llegado a un acuerdo similar con los precios de entonces?, ¿cuántos millones de euros hubieran perdido los clubes?

La urgencia con la que se ha llevado a cabo la operación (aprobada a apenas un día del inicio de la propia competición), la falta de transparencia de la misma (¿qué sucede en caso de descenso/s?, ¿seguiría teniendo el Levante que hacer frente a los 70 millones de euros de préstamo o estos recaen sobre los derechos del ascendido que ocupe su plaza?, ¿existe algún seguro que cubra dicha opción?, ¿ha habido tiempo de conseguirlo? Nada de eso sabemos tampoco), y la ausencia de tiempo para plantear alternativas más rentables para los clubes con otros ‘prestamistas’, siembran numerosas dudas sobre el acuerdo de ayer.

La sensación no es de disponer de “un excelente compañero de viaje” como afirmó Catalán, sino que un fondo de inversión ha aprovechado un momento de debilidad de LaLiga, provocado por su propia gestión, para abusar económicamente tanto de ella como de los clubes que la integran. Aquí nadie pone en duda que, para CVC, la operación es rentabilísima. Lo que está en cuestión, y con toda la lógica del mundo, es si lo es para los clubes.

Lo que desde luego está también fuera de toda discusión es que Catalán, en el último año, ha suscrito dos créditos para el Levante UD por un valor de 130 millones de euros, cuando la deuda con la que cogió el timón del decano valenciano era de 62 millones tras la quita concursal. 

Pese al incomparable beneficio generado por la multiplicación del precio de los derechos de televisión durante la última década, que han permitido al Levante UD ingresar más de 300 millones de euros por ese concepto desde la llegada de Catalán, el club no sólo no ha sido capaz aún de salir definitivamente del concurso de acreedores, sino que, con una deuda todavía de 15 millones de euros, suscribió el verano pasado un nuevo crédito con Benjamin de Rothschild Infraestructure Debt Generation (BRIDGE), por valor de 60 millones, del que ya ha consumido más del 50% sin haber iniciado todavía ni las obras de la futura ciudad deportiva de Nazaret ni la segunda fase de la remodelación del Ciutat. Este crédito, por cierto, hay que empezar a devolverlo el próximo 6 de agosto, y no deja de ser curioso que sea precisamente un informe de Rothschild & Co, obviamente interesado, por ejemplo, en que el Levante UD disponga de capacidad económica para devolverle el préstamo, el que avale la operación con CVC para LaLiga.  

La falta de información y transparencia de todas estas operaciones no hace sino generar una profunda preocupación por el futuro del club que queremos, y del que, en calidad de aficionados, socios y accionistas, deberíamos estar, sin duda, como mínimo, mejor informados.